Dedicaba tiempos gratos y prolongados como las lecturas que en ocasiones realizo con tanto fervor a escuchar sereno y calmo, lo que de todo alrededor mio salia, el sonido del viento que acariciaba mi cara de forma tal que me enamoraba de el sin que el se diera cuenta, los suaves y sollozos movimientos de las hojas que caian y de las que aun revoloteaban en el aire en su danza particular.
No olvido lo bien que me hacia ver aquel almohadon de algodón que tornaba ese cielo azul como el mas claro mar, candilezado el sol con tal fuerza que se viera como imponente rey de la galaxia, su color rojizo que enseñaba temible su poder absoluto, cuanto he de admirar este paraiso que me rodea, que no hace mas que liberar mi mundo absuelto de pensamiento alguno, que pacifico se sentía, desatado y con una leve sonrisa que se hacia notar solo en los instantes donde miraba tal atardecer sin fin.
Yo afinaba mis sentidos de tal manera que acordaran con los sesgados ventarrones matutinos de una mañana de verano, como si fluyera por odio y expirara por paz, entiendo ahora porque era tan notoria a veces mi sonrisa pasajera y porque fijándose la atención en mí todas las miradas de los sabios y eternos guardianes del pastizal que me rodeaba, no era otra cosa mas inquietante e interesante a la vez que pensar en su naturaleza, su forma de ver el mundo y conocerlo como el observador, conocedor de historias y enseñanzas, yo cegado por aquel maravilloso y ahora mas puro pensamiento concluía lo para mi ahora toma mucho mas significado y para él perplejo y altivo aun así, por tal atención que le preste movía sus ramas de tal manera que se viera como venia de gratitud ante mi halagos mentales; perfectos arboles.
Libre al fin, con alma apacigüe y casi divina a la vez, no sentia ya temor de vivencia que fuera a conocer, curado de todo peso cuan recuerdos de niñes donde llegamos cansados a casa y descargamos maleta, asi estaba mi mente en tal momento; tan abstracto como descriptble, tan inedito como explicable; como extasis dulce amor infinito que nunca acaba; así calme desesperanzado antes aquel estrecho y marchito disque corazón del que habla la gente, fiera insaciable de amor, dura lucha que me dio horrorizado en cada latido y ahora te puedo mirar y sentir que eres aun infantil aunque hermoso como niño que aun no conoce los malos hábitos, ruboroso ahora y con marca ahora mas tierna y senil he de darte la espada y escudo para que tengas con que defenderte por el resto de tu existencia y es tan ininteligible como se pueda imaginar que seria preciso mil recitales para llegar a tan maravillosa conclusión.
~ Una Libre Reflexión, Consta de Hallar En Cualquier Momento y En Mejor Lugar, La Dicha De Tener Proyectado Siempre Ser Felices ~
